Un viaje inesperado.

 “Has cambiado Bilbo Bolsón, no eres el mismo hobbit que salió de La Comarca, ¿lo notas?” Gandalf.

Hace 6 meses comenzó mi viaje inesperado, pero, al contrario de Bilbo Bolsón, yo no tuve que caminar 8 horas al día durante 6 meses para poder llegar a una meta intermedia. En realidad, tuve que permanecer quieto o, mejor dicho, sentado, estudiando y leyendo todos los días, aprendiendo cosas nuevas y desaprendiendo cosas viejas.

Hay muchas cosas que podría decir de estos 6 meses, pero quisiera comenzar por el principio.

El comienzo de mi viaje, empezó en el mes de enero, cuando oficialmente entré al programa para desarrollar mejores estudiantes a nivel universitario. ¿Quién diría que un grupo de jóvenes estudiantes se reunirían en vacaciones, mientras todos están descansando, en medio de una pandemia mundial para estudiar y mejorar la sociedad en todos sus ámbitos?

Pues bien, si al principio no me podía imaginar cómo era esto posible, ahora no me puedo imaginar sin ello.

Para ponerlos un poco más en contexto, yo soy un chico normal, nunca sobresalí excepcionalmente por mi inteligencia o capacidad de memorizar cosas y menos por mi habilidad atlética, así que en realidad me considero un chico de entre los más normales que puedas llegar a conocer.

Nunca gané ningún concurso de matemáticas o participé en muchas actividades extracurriculares. Aunque siempre traté de dar lo mejor de mí académicamente y sí, siempre me gustó participar en algunos grupos de apoyo a comunidades, pero también había muchas veces que prefería quedarme en casa jugando videojuegos o viendo películas.

Así que, al entrar a este programa, me es muy fácil notar los cambios de mis virtudes y hábitos que sufrí en estos 6 meses de nunca parar de aprender. Pero me es fácil, porque, en lo personal, fue un camino que, si bien no me pareció largo, en algunos momentos sí llegó a ser muy arduo y pesado, pero siempre disfrutándolo con la compañía de mis profesores y amigos del HEADI.

Una de las cosas que me ayudó, fue no recorrer el viaje solo, siempre tuve a mis amigos a mi lado. Al principio no conocía a algunos y a otros no los conocía bien, pero sé que este tiempo juntos nos ayudó a conocernos cada vez más y a tenernos la confianza y amistad que hoy iluminan el Roda.

Por último, quisiera escribir unas palabras de agradecimiento a todas y a cada una de las personas que estuvieron directa e indirectamente ayudando a que 6 jóvenes universitarios se dedicaran completamente al estudio y a la mejora del ambiente, nivel y desarrollo académico de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Sé por mis amigos, que estamos totalmente agradecidos por todo el tiempo y conocimiento que nos dedicaron, por todas las noches que trabajaron y por esas horas extra que fueron para nosotros.

En lo personal, estoy en deuda de honor con ustedes y no es que me sienta con el cargo, pero sí sé que hay una responsabilidad y un deber moral de seguir ayudando a generaciones futuras como ustedes nos ayudaron a nosotros.

Muchas gracias y a seguir estudiando.


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