Apreciando lo importante

Se levantó un poco cansado. Se estiró un poco mientras se destapaba. Se levantó de su cama. Abrió la puerta de su casa. Bajó un escalón. Bajó otro. Y al tercero, se sentó. Eran las 7:00 am. El clima era fresco, pero justo lo necesario para disfrutarlo, sin frío ni calor. El aire acariciaba sus mejillas. Cerró los ojos y disfrutó del momento. Los pájaros cantaban. Olía a tierra mojada. El sol apenas salía y le daba un pequeño saludo cálido y abrazador.

Agradeció por un día nuevo, por el cantar de los pájaros, el aire, el clima, el olor, el hermoso cielo, el sol y las nubes. Por el bello momento que estaba viviendo. Abrió los ojos. Subió un escalón. Subió otro, y entró en su casa.

Tomó un baño rápido y se arregló. Se dispuso a desayunar. Su familia seguía durmiendo. Con calma empezó a prepararse lo que hubiera en el refrigerador ese día, pero claro, el café no podía faltar. La tranquilidad reinaba. Estaba alegre sin tener una razón para estarlo. El día iba comenzando y ya era un día perfecto.

Desayunando vio las noticias del día. El virus seguía en su auge, algo triste y terrible, pero no dejaría que eso arruinara su día. Terminó de desayunar. Tocaba trabajar. Abrió su laptop y comenzó su día laboral. Era difícil concentrarse en su casa, pero agradeció por tener un trabajo y su café caliente en la mano izquierda.

Mientras hacía sus pendientes, su familia se fue despertando de uno a uno. Cada que bajaban a la cocina por algo para comer le saludaban con una gran sonrisa. Agradeció por ellos y por poder verlos más tiempo del habitual.

En la hora de la comida, aunque tenía un tiempo determinado y pequeño, pudo compartirlo con toda su familia, platicar y reír. Agradeció por tener comida para su familia y por ese momento tan especial con ellos.

Siguió con su trabajo. Llegó la hora de la cena, otro momento familiar. Ahí platicaron de su día, de cómo le había ido a su pareja en el trabajo, con llamadas, pendientes que tenía y demás cosas. Cómo les había ido a sus hijos en la escuela, que habían hecho y aprendido en ese día. A qué le habían dedicado el resto del día. Todos platicando en sintonía, alegremente.

Agradeció a sus hijos por conversar con ellos. Subió a su habitación. Se puso cómodo para la hora de dormir. Descansó, vio la televisión, leyó un poco, platicó con otros familiares y amigos. Se levantó al baño y, en el camino, se despidió uno a uno de sus hijos. Les deseó un buen sueño y que mañana tuvieran un gran día como el de hoy. Volvió a su cuarto y conversó un poco con su pareja.

Se dispuso a dormir. Antes de hacerlo, al cerrar los ojos, agradeció por otro día lleno de bendiciones y alegrías. Puede que tuvieran dificultades o que el momento que vivía el mundo entero no fuera el mejor, pero no por eso los días tenían que ser malos, no por eso tenía que ver los días con ojos tristes, de desesperación o desolación.

Había sido otro día de mayo del 2020. Otro día alegre. Otro día con sus seres queridos. Un día del que había que estar agradecido ya que había sido un día más de VIDA.

 

~DC

Comments

Popular Posts