El día que morí

 


¿Alguna vez te ha pasado que cuando estás soñando, sueñas que te caes y te despiertas de golpe y con el corazón a mil por hora? Claro está que los sueños son muy poderosos y nuestro cerebro juega un papel muy importante en su fabricación, le gusta hacernos bromas. Combina la realidad consciente, las experiencias que vivimos día a día, y la realidad inconsciente, donde se encuentran nuestros miedos, aquellas cosas que anhelamos, etc.

Tan poderosos son los sueños que incluso podemos pasar por experiencias que nunca hemos vivido en nuestra vida real, y que cuando las llegamos a vivir de verdad es como si ya lo hubiéramos hecho antes. De alguna forma, nuestra mente creó esas experiencias y nos hizo sentir lo que sentiríamos de verdad, como si fuera una simulación de la realidad o como si nuestro cerebro se preparara para dicho evento.

Aunque es cierto que hay veces que vivimos cosas que nos gustaría seguir soñando, como si  de una película se tratase, pero por más que queremos llegar al final, nuestro cerebro se niega a seguir con la historia, aunque algunas veces sí he podido seguir con dicha historia y espero no ser la excepción pues vaya que es algo muy gratificante.

Hoy me gustaría contarles una historia que me sucedió en un sueño, la verdad que la tengo muy presente y no creo poder olvidarla.

Me encontraba en una especie de parque industrial, no recuerdo qué hacía ahí, pero veía un tren pasar, una y otra vez,  esos trenes así como los que vemos en las películas antiguas, grandes y pesados que aún utilizaban una locomotora de vapor, al parecer ese tren no iba a ninguna parte pues solo pasaba por un circuito que se parecía más a una montaña rusa. Por alguna razón que desconozco, decidí que era buena idea verlo pasar por encima de mí, cabe mencionar que  la construcción no se veía muy estable que digamos, pero al parecer no me importo y me fui a lo más profundo de las vías por donde pasaba el tren. Era impresionante ver las estructuras de madera sobre mi,  pero claro, no siempre todo en los sueños es paz y tranquilidad, pues sin previo aviso, una de las vigas de madera colapsó y vi cómo se iban cayendo una a una. Corrí lo más que pude para poder salir pero terminé aplastado. 

Recuerdo sentir una presión muy grande en mi pecho, y no podía respirar, no sé si yo dejé de respirar mientras dormía, aunque aplastado, aún seguía vivo pero no me podía mover, y la voz no me salía para pedir ayuda. No todas las vigas se había caído pues el tren seguía moviéndose aunque para mi mala suerte, este terminó cayendo justo donde yo estaba aplastado por las vigas de madera. Recuerdo recibir un golpe muy fuerte y después empezaba a ya no sentir a  mi cuerpo. Mi mente se iba desvaneciendo poco a poco hasta que llegó un punto donde ya no sentí nada.

Dicen que cuando uno muere es muy parecido a quedarse dormido, normalmente no podemos recordad qué hacíamos o pensábamos minutos antes de dormir. Quizás esos sueños sean lo más parecido a esa experiencia, pero de algo si estoy seguro y es que jamás podré olvidar el día que morí.


Comments

Popular Posts