Entregarse a los demás.

El lunes pasado hablé un poco sobre cómo la cultura del trabajo sin descanso puede causar daños muy fuertes en la sociedad hasta el punto de tener epidemias de problemas mentales y psicológicos. Pero creo que cometí un error, ya que creo dejé mal parada a la cultura del trabajo que se debería de vivir, así que hoy trataré de dar un acercamiento al porqué el trabajo es bueno y nos dignifica.

En primer lugar, tenemos que saber que cualquier persona, a pesar de que haya cometido muchos errores a lo largo de su vida, es una persona digna y tiene que ser tratada como tal. Esto puede parecer algo difícil de defender en muchas ocasiones, ya que hay personas que han cometido crímenes tan terribles contra la humanidad que, a simple vista, la única solución es un escarmiento, un castigo contra tan terribles actos.

Yo no soy quién para decir que esta es la mejor o la peor forma de reparar el daño ya hecho. Sin embargo, creo que una mejor opción para estas personas es tratarlas como lo que son. Hombres y mujeres que necesitan ayuda y que, al no conocer o no querer conocer otras opciones, caen a un nivel casi infrahumano, de monstruos sin piedad ni empatía por la situación de otras personas.

Así que muy probablemente estas personas hayan tratado de pedir ayuda de cualquier tipo, porque, en el mejor de los casos, saben que lo que están haciendo no está bien y quieren salir de ahí. Y en el peor, no lo saben y creen que no están haciendo ningún daño a nadie porque no llegan a tener un grado de empatía por los demás.

Entonces, creo que nosotros somos los que estamos fallando. Creo firmemente en que, si tenemos la oportunidad de ayudar a las demás personas a que se den cuenta de lo que son en verdad, tenemos el deber moral, ético y cívico de ayudarlas.

Pero ayudarlas no es darles el banquete todos los días, ni tenerlos en la vanidad o lujos. Ayudarlos es hacer que estas personas se den a los demás. Tal vez puede parecer una meta muy optimista, hasta llegar al grado de idealista, pero si te paras a pensar un momento, sabes que en algún momento lo has hecho.

Has ayudado a un amigo a salir de una situación difícil. O cuando ves a tu hermano que le hace falta fortaleza o a tu papá paciencia, tratas de hablar con ellos para que mejoren como las personas que son. No lo haces para que ya no te molesten, sino que lo haces porque ellas son, en sí mismas y las amas. Quieres que sean completa y enteramente, no quieres que sean medios, sino fines.

Habiendo dicho esto, una de las mejores formas de darse a los demás en nuestros tiempos, es a través del trabajo, aportando algo a la sociedad, ya sea como alguien que mantiene el hogar limpio para tener un buen descanso, o alguien que maneje la infraestructura de todo un país. Todos estos trabajos son dignos, ninguno es más o menos que otro.

Es por esto que el trabajo eleva a la persona, ya que esta ayuda y cumple su función en la sociedad de darse a los demás pero sin caer en el ciclo sin fin ni en el egoísmo de trabajar todos los días, todo el tiempo, por el simple hecho de acumular riqueza.


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