CAPITULO 6




¿Un final de película?

Después de la charla que tuve con Angie, nos decidimos a ir al lugar y nos acercamos tanto. Sin embargo, en tan solo un día, todo se veía como nuevo. Parecía que nadie había tratado de destrozarlo, quedé sorprendido por lo rápido que arreglaron todo, sin embargo lo que sí me parecía intrigante era quién  el que tenía todo este movimiento. Parecía ser una persona con buena forma de liderar y dar buenas estrategias, pues la guardia aumentó. De pronto escuché cómo alguien se acercaba, eran dos de sus hombres con armas, nos amenazaron con que no nos moviéramos y que cuidáramos cualquier cosa que hiciéramos. Nos pusieron de espalda con un trapo en la boca. Al instante me desmayé y ya no supe qué fue lo que pasó.

Mientras estaba desmayado tenía un sueño o no sabría decir si realmente era un recuerdo. Veía a mi madre muy a lo lejos y por más que corría, no la alcanzaba, pero no me daba cuenta de que no era real. Trataba, pero, por más que quería alcanzarla, no podía. De pronto un cube tazo de agua me despertó. Al abrir los ojos, vi a 5 hombres con máscaras con armas amenazadoras.

Pasó tiempo y entró alguien, la voz se parecía mucho a la del vecino de mi madre, pero no veía nada, estaba muy oscuro. El pañuelo que estaba en mi boca no me dejaba gritar. 

En la noche nos sacaron de ahí, no sé cuánto tiempo estuvimos adentro. No sé ni en qué día vamos desde que empezó todo y qué es de mis amigos y de la ciudad, pero sí sé que estoy buscando y eso es lo que de verdad me interesa, mi madre. 

Nos metieron en una especie de hoyo al aire libre y me estaba quedando dormido. Estaba tan cansado, pero no podía dormir, me preguntaba qué era lo que pensaba Angie. ¿Estaría enojada?  Veía que estaba muy pensativa. 

—¿Estás bien? —le pregunté.

—Estoy preocupada por venir con alguien como tú— me respondió con voz sarcástica—.

Me reí un poco. —No nos harán nada. Todo estará bien si hacemos todo lo que pidan. Estamos un poco vulnerables y no podemos discutir.

Llegó el día y no pintaba bien, había alguien gritando y dando órdenes, un poco enojado y cansado, según lo que alcanzaba a escuchar. De pronto se asomó un guardia y nos dijo “no es el mejor día”, con voz burlona. Me puse nervioso, pero lo quise disimular, mientras tanto, nos subían. Yo tenía miedo, pero en mi mente pasaba lo que había hecho y si habría resentimiento.

Vi a mi madre dándole órdenes a la persona que estaba gritando que estaba ya muy cansado. Del lado de ella, un señor no tan grande, como de 30 años, con un arma, pero mi madre no me veía y no sé por qué no le gritaba, tal vez para no verme tan aniñado. Por mi mente no pasaba gritarle, pero sí me tranquilizó ver que estaba bien y que parecía tener a todo un pueblo a sus órdenes.

Nos pusieron como en una soga amarrada de las manos colgando. Sabía que todo estaría bien, pero ya no vi a mi madre y eso me preocupó. ¿Le habría pasado algo? ¿Cuándo me viera me reconocería? Tenía tantas preguntas. Pero la suerte no estaría de mi lado, estuvimos horas colgados hasta que llegó la noche.

Prendieron una fogata que nos iluminaba a Angie y a mí y la gente hablaba. Entre ellos alcancé a escuchar que tendríamos que pagar lo que hicimos. Al llegar vi cómo alguien le daban órdenes a un guardia para que nos bajaran. Vi cómo ponían un látigo de cuero sobre un tronco de madera, me entró un miedo por lo que le podría pasar a Angie, la soltaron y a mí no.

Angie saludó a todos y me presentó ante todos, “Él es quien ha destrozado nuestro invernadero, nuestros cultivos todo lo que nosotros hemos hecho y  que nos ha costado tiempo”.

Vi a mi madre al fondo, pero no vi que hiciera algo y dejé de ponerle atención a lo que estaban diciendo. Me dejaron caer al piso y sentí cómo mi tobillo se fracturaba al instante después del impacto. Di un grito de dolor y escuché cómo decían “¡Que sufra!”, entre otros tipos de amenazas. En eso, vi a mis amigos golpeados, se veían cansados, supe que de verdad mis amigos decían la verdad.

Vi cómo a mis amigos los llevaban a un cuarto  y cómo alguien preparaba un arma y me estaban arrastrando hacia allá, supe que no habría escapatoria. Pensé si de verdad valdría la pena vivir, todo lo que quería, me traicionó mi madre, parecía ver a un desconocido, mis amigos estaban por morir y la que estaba por considerar mi amiga me traicionó a sangre fría. 

Escuché cómo les dispararon a mis amigos, estaban en el suelo. Supe que ese sería mi destino. Al escuchar el disparo creí que había muerto, abrí los ojos y era mi madre, había matado a la persona con otra arma. ¿Y mis amigos? Vi cómo se asomaban por una venta y me hacían la señal que los siguiera.

—Yo los distraigo, ve con ellos —me dijo mi madre—.


Comments

Popular Posts