Una lluvia complicada

 

"¿Acaso existía en el mundo algo completamente correcto y algo completamente erróneo? Vivimos en un mundo donde nunca llueve a gusto de todos, y con la verdad sucede lo mismo. Eso creo. Unas veces necesitamos solo una pequeña dosis y otras veces una mucho más grande". – Haruki Murakami (La Muerte del Comendador)

Somos un mundo variopinto, con distintas situaciones, circunstancias y pensamientos.  Todos somos diferentes, tenemos diferentes gustos y necesidades. Bajo esta premisa, el ponerse de acuerdo, y que todos queden satisfechos, es casi imposible.

Nunca habrá una derecha absoluta porque para algunos será izquierda, dependiendo desde dónde los veas; o, incluso, esa derecha, para algunos, sea arriba o abajo. Todo es cuestión de perspectivas.

Todo se relaciona y está condicionado por ciertas circunstancias, pero también es cierto que hay una realidad solo, por lo tanto, hay solo una verdad.

La realidad es que es un tema muy complicado, por eso considero la frase de Murakami muy acertada y aterrizada para que sea entendible.

La verdad es como la lluvia, la gente que vive en el campo casi la venera y agradece inmensamente con ella, sus campos serán regados y su cultivo crecerá mejor. Para una persona que va de camino al trabajo es malo, le molesta y hace su camino más lento y con peligro de algún accidente, pero es soportable, a final de cuentas va en su auto y no se está mojando. Para una persona sin hogar es horrible, tiene que buscar refugio para no mojarse, no enfermarse y cuidar que las únicas cosas que posee no se estropeen con la lluvia.

Pero si no llueve, el agricultor maldice al cielo, al conductor le da completamente igual y el hombre sin hogar agradece al cielo por no complicarle la vida.

“Nunca llueve a gusto de todos… Unas veces necesitamos una pequeña dosis y otras veces una mucho más grande”.

Tal vez al conductor le gustaría una pequeña dosis de lluvia, pero no una grande para que el tráfico se acumule. El agricultor necesita una gran dosis. El hombre sin hogar quiere una dosis diminuta o nula.

A veces queremos una dosis pequeña de verdad, pero a final de cuentas, llueva poco o mucho sigue siendo lluvia, le podemos poner el nombre que queramos, ‘chispear’ o ‘lloviznar’, irremediablemente es una lluvia blanda. Caso análogo, si llueve fuerte, puedes llamarlo ‘ciclón’ o ‘huracán’, pero sigue siendo una lluvia muy fuerte. Así la verdad, sea grande o pequeña, a final de cuentas sigue siendo verdad, y es algo de lo que no podemos huir. Como la lluvia, llueve cuando tiene que llover, fuerte o despacio, no lo decidimos, es una realidad y pasa, aunque no lo queramos.

La verdad es inevitable, si no te gusta consigue tu paraguas o, sino, disfruta como el agua recorre tu cuerpo.


~Dica

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